Tres de mayo: Fiesta de la Santa Cruz
Desde la
antigüedad, las fiestas cristianas fueron tomando un espacio en la vida de la
sociedad. Las culturas europeas se desarrollaron a la luz de una visión
cristiana de la vida a partir del reinado de Constantino en la última etapa del
Imperio Romano.
La fiesta de la
Santa Cruz es una fiesta muy antigua, fiesta que conmemora la cruz en la que
Cristo realizó consumo la salvación del genero humano. En ella se exalta el
instrumento que no se limita a ser un instrumento de dolor, sino
adicionalmente, la visión cristiana permite ver en ella un instrumento de salvación.
Para los pobladores originales de América, la cruz poseía otro significado al
relacionarla con las direcciones cardinales de la cosmogonía indígena: norte,
sur, este, oeste y centro, que gráficamente formaban una cruz. Con la llegada
de los españoles, se erradicó esta connotación y se le dio un significa de
acuerdo con su fe.
Desde los primeros tiempos de la evangelización en mesoamérica se relacionó la fiesta de la Santa Cruz con la
edificación de los nuevos edificios de culto en el que se formaría una nueva
visión de estos pueblos: iglesias, conventos y demás edificaciones con además
se hacían con mano de obra indígena. En ellos veían no solo el esfuerzo y el
trabajo que impllicaba esta labor física y sacrificada, sino el fruto que
vendría con su utilización.
Fray Pedro de Gante impulsó este festejo inicialmente y lo logró durante un
tiempo, aunque durante el pontificado del Papa Juan XXIII de los años 1958 a
1963, la Iglesia Católica decidió fijar esta fiesta el 14 de septiembre, previo
a la fiesta de la Virgen de los Dolores. Sin embargo, esta fiesta ya se
encontraba muy arraigada dentro del corazón de los mexicanos, quienes
decidieron continuar la tradición en su fecha original. México es el único país
con raigambre cristiana que celebra esta fiesta en una fecha distinta al resto
del mundo.
Hoy día, los albañiles, obreros e incluso jornaleros que laboran en las
construcciones mexicanas e incluso estadounidenses, continúan celebrando el Día
del Albañil. Para ellos, la cruz representa su propia fe, fe que colocan en la
cruz con el deseo de que ésta les proteja para que no suceda ningún accidente
en la obra, para que logren terminar la construcción pronto, y para que la
labor que realicen día a día se lleve a cabo en total armonía.
Entre cal, arena,
andamios, varillas, alambre, vigas, bultos de cemento, los albañiles festejan
su día, el día en que el grito “mezcla maestro” calla, la cuchara y la plomada
la dejan por una botella de cerveza "porque esa es la tradición".
Así en casi todas las obras en construcción se hace una celebración a la que se
invitan familiares y amigos de los albañiles, donde el padrino es el
propietario de la edificación o en su defecto lo son los ingenieros o
residentes de la obra. Alzados de muros, paredes y tapias; la preparación de
cemento y otras tareas de obra no especializadas, son olvidadas por un momento
para disfrutar de un rato de convivencia y camaradería, en la que desaparecen
los rangos, albañiles, ingenieros y todos aquellos que participan de esta
industria se unen en una fuesta común. Desde temprano los trabajadores de la
cuchara acuden al lugar donde entregan su mayor esfuerzo, aunque esta vez, no
lo hacen para trabajar sino para festejar...
Dentro del menú de la fiesta no pueden faltar algunos de los platillos
mexicanos más tradicionales y populares entre este gremio: la barbacoa, el
chicharrón, las carnitas de puerco, los tamales, la carne asada y sin faltar
los frijoles al albañil -frijoles con chorizo-, chile y por supuesto, montones
tras montones de tortillas calientes y salsa picante, sin faltar litros de
cerveza.
El albañil es un hombre que pasa desapercibido para la sociedad, pero su obra
ahí está, en muchas ocasiones hemos quedado impresionados al ver tan
espectacular construcción, ya sea una casa, un edificio, un puente, un centro
de convenciones y es el trabajo de muchos hombres que toman la responsabilidad
de construir de la nada espacios bellos para uso del hombre con solo utilizar
sus manos. La gran mayoría de los hombres de la cuchara no cuenta con una vida
llena de lujos, pero lo poco que logran conseguir lo disfrutan como una parte
muy importante en sus vidas.
Es de los trabajos que más esfuerzo físico requiere y si bien es cierto que son
los constructores de modernas y elegantes residencias, su hogar, muchas veces
consta de unos cuartitos construidos de lámina de cartón; en primer lugar
porque con su remuneración no les alcanza para más y en otras ocasiones de las
veces porque lo que ganan lo utilizan en
muchas cosas que no aprovechan como son la bebida, el juego, etc.
Es necesario en muchas ocasiones largas jornadas de trabajo bajo condiciones
adversas como son temperaturas a más de 45 grados bajo un sol intenso, pero aun
así la gran mayoría de las familias se sienten orgullosas de la ocupación de
sus jefes de familia, incluso, es una tradición que pasa de generación tras
generación, el que muchos hijos imiten a sus padres siguiendo el mismo oficio.
Los trabajadores
de la construcción siempre tienen en mente el darles a sus hijos una
estabilidad económica, el darles lo que a él en algún momento ellos no
recibieron; brindarles la oportunidad de estudiar y ser unos hombres o mujeres
de bien, que no tengan que trabajar en jornadas tan pesadas y con una
remuneración tan pequeña como lo es el sueldo de un albañil. En ocasiones hay
temporadas en las que el trabajo escasea y a pesar de todo, tienen que hacer el
sacrificio para sacar adelante la familia, aunque admiten que hay temporadas
donde les va muy bien y pueden llegar a juntar un guardadito.